Japón, es para muchos, un destino imprescindible. Se percibe, de una manera muy rápida, la gran distancia cultural que nos separa. Un país que se alza entre sus contrastes. De un lado, la caótica e innovadora Tokio, marcando tendencia y proyectándonos al futuro. Los trenes ultraveloces y calles repletas de rascacielos, neones centelleantes, bicicletas y viandantes. de otro lado, la cara más tradicional, los santuarios prendidos de las montañas, bosques sagrados y las seductoras y huidizas geishas que, aún hoy, se dejan ver por las callejuelas de sus antiguos barrios