Descubriendo Jerusalén
05 Días
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Israel —oficialmente Estado de Israel — es un país soberano de Oriente Próximo que se encuentra en la ribera sudoriental del mar Mediterráneo Cuna del judaísmo y la cristiandad, y sagrada para musulmanes y bahaíes, Tierra Santa invita a sumergirse en la riqueza y la variedad de sus tradiciones religiosas. Entre los lugares históricos judíos están el Muro de las Lamentaciones de Jerusalén y las suntuosas sinagogas bizantinas. Antes de separarse, judíos y cristianos habrían usado las sinagogas romanas en torno al mar de Galilea. Tanto los peregrinos cristianos como los turistas pueden explorar lugares ligados al nacimiento de Jesús (Belén), su ministerio (Nazaret y alrededores del mar de Galilea) y crucifixión (Jerusalén). Para los musulmanes, solo La Meca y Medina son más sagradas que el Al-Haram ash-Sharif de Jerusalén (Monte del Templo para los judíos), quizá la propiedad más disputada sobre la faz de la Tierra. Tel Aviv es una espiral multicultural de rascacielos, carriles-bici, cafés, bistrós y musculitos que se tuestan en la arena. Uno de los centros mundiales de capital riesgo de alta tecnología, esta ciudad centenaria fue declarada Patrimonio Mundial por su arquitectura Bauhaus de los años treinta. Pocos países reúnen tanta variedad geográfica en un espacio tan reducido. Las distancias cortas permiten relajarse en una playa mediterránea un día, pasar el siguiente a flote en las mineralizadas aguas del Mar Muerto y al otro bucear en el Mar Rojo. Los senderistas pueden recorrer a lo largo el país por el Sendero Nacional de Israel, remojarse en arroyos estacionales de bajada al Jordán, explorar los oasis alimentados por manantiales y ocultos en los riscos áridos sobre el Mar Muerto y admirar las formaciones de arenisca multicolor del Makhtesh Ramon. Muchos senderos son ideales para ciclismo de montaña. Los cuatro primeros días se reservan para Jerusalén y alrededores, con un par de jornadas por los callejones del casco antiguo, el Muro de las Lamentaciones y la adyacente Explanada de las Mezquitas/Al-Haram ash-Sharif, y la Vía Dolorosa hasta la iglesia del Santo Sepulcro. Se toman el bañador y las botas para una excursión de un día al Mar Muerto y la fortaleza de Masada. Después, se invierte tres días en el Mediterráneo por la zona de Tel Aviv, que darán para paseos, rutas en bicicleta, playa, buenas comidas y estampas de la zona. Luego, se sube por la costa, vía la romana Cesarea, hasta Haifa, donde se disfruta de las vistas desde lo alto del monte Carmelo y los Jardines Bahaíes, antes de hacer una excursión de un día a la ciudad amurallada de Acre (Akko) y las grutas de Rosh HaNikra. Tras otra jornada en Nazaret, con una cena “de fusión” que dejará un hormigueo en la lengua, se va a Tiberíades a pasar el día por las históricas orillas del mar de Galilea. De vuelta a Jerusalén, se aconseja parar en las ruinas romanas de Beit She’an.